Japón tiene una de las poblaciones más educadas del mundo, pero su sistema educativo no está exento de fallos. La atmósfera de olla a presión creada por la necesidad de obtener buenas calificaciones para asistir a las mejores escuelas y colegios ha llevado al desarrollo de un sistema educativo paralelo del juku o “cursos acelerados”.
Se estima que unos cuarenta por ciento de los niños van a juku en algún momento, con la asistencia casi obligatoria para aquellos que deseen entrar en las mejores universidades del país.
Los niños comienzan tan jóvenes como de cinco años de edad en estos cursos acelerados, para preparar el “infierno de exámenes” que hay que soportar en cada etapa de su educación hasta que llegan a la universidad, donde por fin puede descansar (estudio de grado es a menudo tratado como un niño de tres años vacaciones entre la escuela y la carrera).
La presión ejercida sobre los niños para obtener buenos resultados y para adaptarse a la sociedad homogeneizada alimentado por el sistema educativo ha dado lugar al fenómeno preocupante de ijime, o la intimidación, que da lugar a varias muertes al año, a menudo de suicidio.
También ha habido un fuerte aumento de los incidentes de violencia en las escuelas, y aunque las cifras son bajas en comparación con otros países industrializados, que son lo suficientemente preocupantes como para que el gobierno ha hecho de la reforma educativa, haciendo hincapié en la creatividad y el respeto por el individuo, una prioridad.
El artículo Juku, la educación japonesa ha sido originalmente publicado en Absolut Japón.
